El mes próximo, Paola Flores se graduará de la preparatoria de Pescadero con otros 31 compañeros y compañeras. Es un momento emocionante. Pero la emoción por la graduación también está cargada con estrés por lo que seguirá a continuación para muchos jóvenes, incluyendo a Flores. Las grandes incógnitas: la universidad y cómo pagarla.
Flores estuvo en la incertidumbre hasta último momento para escoger entre sus dos universidades de cuatro años favoritas para las que había sido aceptada: Cal Poly Pomona en el sur de California, y la Universidad de Utah. Ambas tienen programas de renombre en ingeniería civil, que es en lo que Flores espera titularse. Pero como estudiante universitaria de primera generación -y alguien que apenas ha explorado la zona de la Bahía más allá de Pescadero- un futuro en el que va a pasar de una preparatoria con 100 estudiantes a ser una estudiante de primer año entre otros 5000 es casi inconcebible. Estaba inundada de indecisión.
“Realmente no sé lo que voy a hacer. Por eso es por lo que estoy tan frustrada y tengo miedo” dijo Flores. (Finalmente acabo escogiendo Cal Poly Pomona.)
El estrés sobre los costos también le está pesando. “Sé que la mayoría de las universidades van a ser caras” dice Flores, que trabaja los fines de semana en la tienda de segunda mano de South Coast Children’s Services para ahorrar dinero para la universidad. También sabe que necesitará un trabajo en el campus.
Afortunadamente, Puente está ahí para ayudarla con los gastos de la universidad. Dado que durante mucho tiempo ha sido participante del Programa Juvenil de Puente (conocido oficialmente como el Programa de Empleo y Desarrollo de Liderazgo Juvenil de Puente), Flores se beneficiará de fondos de la Beca promovida por Puente el día de su graduación. Le ayudará a pagar los libros, la enseñanza y otros gastos cuando llegue a la universidad. Cuanto más tiempo participen los estudiantes en el programa de juventud de Puente, más dinero recibirán al graduarse.
“Siento como que todo ayuda”, dice Flores, cuyos padres no tienen muchas posibilidades de ayudarla a pagar la universidad.
Flores es una estudiante motivada y comprometida que comenzó a tomar clases avanzadas en el colegio comunitario mientras estaba en la preparatoria. Como resultado ella recibirá becas comunitarias, unas de cuales Puente ayuda a administrar, como también sumas record en otras becas– casi $40,000 están disponibles por donadores generosos a través del districo escolar de La Honda-Pescadero.
Pero los préstamos para estudiantes son una certeza, y Flores está temerosa por tener que cargar con una deuda pesada y por la incertidumbre sobre el tiempo que le llevará pagarla.
Puente también ha estado ahí ayudándole con esas preguntas. Como joven de Puente, Flores ha tenido acceso ilimitado a consejería individualizada sobre la Universidad con Lizeth Hernández, la Directora Educativa de Puente, que supervisa el programa juvenil. Hernández ayuda a los estudiantes a entender los paquetes de ayuda financiera, que pueden resultar confusos, y a llenar los documentos de última hora. Cuando los estudiantes se encuentran con meteduras de pata administrativas, ella les ayuda a defenderse y a valerse por sí mismos.
“Personalmente creo que cualquier escuela es una gran escuela cuando un estudiante está motivado. Sin embargo, no quiero ver a ningún estudiante endeudarse más de lo que puede controlar”, dice Hernández. “Así que me aseguro de preguntarles: ¿valerá la pena el dinero que vas a deber cuando te gradúes en cuatro años?”
Según Hernández, en la Costa Sur, una minoría tiene padres con titulaciones avanzadas que saben exactamente qué clases de verano y actividades extracurriculares los van a dejar en mejor posición para entrar en las universidades de máximo nivel. Pero la mayoría de los estudiantes son de primera generación. Sus padres no saben mucho acerca del proceso de admisiones a la universidad y a veces tienen sentimientos encontrados acerca de las universidades de cuatro años.
“Cuando tu ambiente diario no es una realidad orientada a la universidad, el entendimiento de lo que conlleva ir a la universidad suele perderse,” dice Hernández.
Por ejemplo, dice, “puedes preguntarle a cualquiera de mis jóvenes si quieren ir a la universidad, y el 90 por ciento de ellos te dirán que sí. Si les pides que te expliquen cómo llegar allí, la conversación comienza a ponerse turbia”.
Puente intenta compensar por la falta de información. El proceso comienza temprano en el Programa de Empleo y Desarrollo del Liderazgo. Hay estudiantes de hasta incluso 14 años que hacen visitas a universidades locales y practican sus cartas de solicitudes de ingreso a la universidad. También hay estudiantes asistiendo a la universidad actualmente que crecieron en Pescadero que hablan con sus compañeros acerca de la vida en la universidad.
Puente lleva incluso a los padres a visitar los campus universitarios para desmitificar el concepto y responder a sus preguntas. Puente y el distro escolar de La Honda-Pescadero trabajan cercanamente para maximizar los recursos disponibles para los jóvenes en esta comunidad pequeña y rural. Este año, LHPUSD ofreció una serie de talleres sobre: preparación para la universidad, excursiones a universidades, y apoyo con aplicaciones para ayuda financiera.
Hernández y la Consejera Académica de la preparatoria de Pescadero, trabajan de manera cercada para hacer seguimiento de los estudiantes en su progreso académico y en su nivel de compromiso para llevar su educación más lejos. Intervienen y se reúnen con el estudiante y su familia cuando ven que algo falta.
El Distrito Escolar tienen autorización de los padres para compartir las boletas de calificación de todos los jóvenes de Puente cada trimestre para poder hacer seguimiento y ver si necesitan un tutor de Puente. Si es el caso, Hernández les consigue ayuda inmediatamente.
“Siempre espero que los estudiantes se gradúen con un promedio de al menos 2,5, porque abrirá más puertas” dice.
Sin embargo, en ocasiones una universidad de cuatro años no está entre las posibilidades. Una gran proporción de los graduados de la preparatoria de Pescadero se inscriben en un colegio comunitario local, donde aspiran a un programa certificado en un campo de su elección o trabajan para transferirse a una universidad más grande más adelante, cuando sea posible.
Algunos estudiantes entran en oficios. Y algunos van al ejército. Con cualquier cosa que escojan, Puente les ayuda a encontrar lo que funciona para ellos, dice Hernández.
“Algunos estudiantes no quieren ir a una universidad de cuatro años y eso está bien. Nosotros nos centramos en trabajar con la juventud para que descubran cuál es su camino”. En varias ocasiones, los intereses de los jóvenes cambian a lo largo del tiempo.
José Bernardino escogió un camino diferente. A él siempre le encantó arreglar autos. Ahora se va a embarcar en una carrera como mecánico de automóviles. “La escuela nunca fue lo mío” dice. No estudió mucho en su primer año -algo que ahora lamenta, porque sus calificaciones nunca se pusieron a la altura de sus compañeros- y eso impidió la posibilidad de tener un promedio más alto y más opciones después de la graduación.
Sin embargo, él está emocionado por la graduación, en cierto modo -porque está empezando a descubrir que la adultez no puede postergarse. “Parece que después de la preparatoria las cosas van a ser diferentes. Más responsabilidades, pagar las facturas, pagar por todo” dice.
En este momento también parece que Bernardino tendrá que inscribirse en un colegio comunitario si quiere alcanzar su sueño de abrir su propio taller mecánico un día. Necesitará una certificación como chapista para ser un profesional, e incluso otra certificación en estimados de reparaciones de colisiones. Llegará un momento en que también tendrá que aprender a cómo llevar un negocio.
También es posible que pueda inscribirse en un colegio comunitario local para recibir el entrenamiento que necesita. Espera que su Beca de Puentes Juveniles le ayude a pagar sus clases, ya que no tiene dinero ahorrado.
“Para cumplir con este objetivo tengo que ir a la universidad. Van a ser un par de años, y creo que va a ser duro” dice.
Una parte de él simplemente quiere olvidarse de la escuela y obtener un trabajo de mecánico en el “mundo real”.
“En general, ahora estoy bastante nervioso” dice.
Macías ha sido un joven de Puente desde los 14 años. Descubrió la cocina en el verano de 2013 como estudiante en la Academia Culinaria Juvenil de Puente, y todavía trabaja como cocinero en el campamento de Loma Mar de la YMCA -uno de los tres trabajos que tiene de manera regular.
Macías ha dado prueba de tener talento para dar apoyo académico y cuidados a estudiantes más jóvenes a través de Puente y del Campamento Pantera, el programa de escuela de verano organizado por el Distrito Escolar Unificado de La Honda-Pescadero.
Como Bernardino, a Macías le encanta arreglar autos. Ya ha aprendido cómo cambiar el aceite, las baterías y la transmisión de su auto. Ha arreglado el auto de su hermano mayor y los de sus amigos. Ahorra para comprarse ropa, pagar la seguranza de su auto y para contribuir a la comida de su casa.
“Mi padre trabaja muy duro y no pide mucho de nosotros. Le ayudamos con los pagos, para que le sea más fácil” dice.
Su padre estuvo en el ejército. Tanto su padre como su madre lo apoyan si el decide enlistarse, (una de sus opciones actualmente) pero su madre se preocupa por su seguridad. Macías dice que él también está preocupado, pero que el riesgo merece la pena por las recompensas: viajar, orgullo, éxito.
De los 31 estudiantes de último curso que se preparan para graduarse el mes próximo, 18 de ellos – cerca del 60% — son jóvenes quienes han participado en el programa de jóvenes Liderazgo y Desarrollo.
Hernández dice que se ha dado cuenta de que algunos jóvenes tienen dudas sobre si dejar la comunidad para ir a la universidad, o cualquier siguiente paso que les espere. Incluso si están nerviosos por dar ese salto, como Flores, Hernández sabe que estudiar y vivir lejos de casa puede ser transformador. Pero algunos estudiantes preferirían viajar cada día desde los hogares de su infancia en Pescadero a vivir en el campus.
“Por primera vez, pienso que muchos de los jóvenes están descubriendo ahora la comodidad de haber crecido en una comunidad pequeña” dice. “Esperamos que los que están inseguros, amplíen sus horizontes.”
Por favor apoye el program de becas de Puente. Sus contribuciones a este programa son esenciales para apoyar a estudiantes como Paola, Omar y Jose en la universidad y en alcazar su potencial académico. ¡Done ahora!